Con Cargo Cult Jaime Miranda Bambarén hizo escala en la ciudad del puerto . Sin barco, todo lo contrario, trajo de la selva un avión caído, sujetado por ramas desvisibilizadas. Su instalación en El Callao, que se llama a sí mismo nuestro Primer Puerto, nos catapulta hacia la sonrisa cáustica que remite a escenas de avionetas estrelladas en árboles que tantas veces he visto en las noticias pero más en el cine. El ser erótico de madera y metal ha retornado también, esta vez con la tarea escolar que explica el lazo esclarecedor entre la sala sin luz, en leve penumbra, y el patio techado iluminado por el Sol. Las dos atmósferas terminan siendo en mi retina traducción de la conversación dialéctica entre los cuerpos dañados de siempre, uno de material metálico-plástico y el otro orgánico-madera, ambos esculpidos por el tiempo natural y la desmesura humana. *Durch Natur und Hybris verwittert*, entendiendo "Witterung", como aquella expresión alemana que hace refer
El topo aunque rechoncho tiene un hocico afilado y sabe socavar para abrir nuevas galerías. Se alimenta de gusanos y larvas de insectos. Le gusta acurrucarse y rodearse de noble tierra. Ahora ha encontrado una atalaya. Desde allí aprecia, registra, inquiere y averigua todo lo que esté a su alcance. Es un ladrón de miradas. Es un reciénvenido.